Qué hacer si tiene pensamientos suicidas

Qué hacer si tiene pensamientos suicidas

Si se le pasan pensamientos suicidas por la cabeza, no tiene por qué lidiar con ese sentimiento tan doloroso por su cuenta. Hay una variedad de recursos y personas que pueden ayudarle.

La mayoría de las personas que tienen ideas suicidas también se enfrentan a la depresión o la ansiedad y estos síntomas pueden conducir a una percepción distorsionada de lo que está sucediendo. Salir de esta situación no es fácil, pero puede marcar la diferencia entre la visión de túnel que tan a menudo crean la depresión y la ansiedad y una perspectiva más amplia desde la que poder evaluar hasta qué punto los síntomas se están apoderando de su persona.

Por lo general, las personas empiezan a pensar en el suicidio como una opción cuando su dolor emocional es tan grande que supera la capacidad de sus propios recursos para hacerle frente. Averiguar cómo aumentar su capacidad para afrontarlo puede ayudarle significativamente a controlar y disminuir su dolor psicológico/emocional. Por ejemplo, puede haber momentos en los que sienta agobio o un dolor insoportable. Si le confiesa a la persona adecuada lo mucho que está sufriendo, puede ayudarle a compartir la carga, así como a liberar parte de la presión que puede haber estado acumulándose en su interior. Dejarse cuidar es una habilidad importante para la vida.

Hay momentos en nuestra vida en los que muchos de nosotros tocamos fondo, donde nos es difícil imaginar que las cosas vayan a mejorar. En estos momentos, puede ser útil recordar que:

La vida se caracteriza por la temporalidad.

Nuestros sentimientos y estados de ánimo cambian constantemente. Nadie se siente siempre de una manera en concreto. El problema es que cuando nos sentimos realmente mal, podemos llegar a convencernos de que siempre nos hemos sentido así. Sin embargo, si lo pensamos realmente, cada día tiene sus altibajos. Nuestro estado de ánimo cambia todo el rato. Algo que ayuda bastante es prestar atención a esos pequeños momentos de alivio y conexión con los demás y tratar de aprovecharlos.

Los comportamientos, pensamientos y sentimientos son interdependientes, lo que significa que si cambiamos uno, podemos cambiar los otros. Si elige hacer algo de forma diferente (comportamiento) a como lo ha hecho habitualmente, es probable que sus pensamientos y sentimientos también cambien para adaptarse a ese nuevo comportamiento.

Por ejemplo, algunas personas que padecen depresión pueden no querer cargar a otros con su angustia. Ese comportamiento de aislamiento les lleva a tener pensamientos («Nadie se preocupa por mí») y sentimientos (tristeza, desesperanza, soledad) que les empujan aún más al suicidio. Al tomar la decisión de hacer algo diferente (comportamiento), como contarle el problema a un amigo, es muy probable que la persona tenga otros pensamientos («mi amigo me ha apoyado, puede que no haya sido capaz de resolver mis problemas, pero claramente se preocupa por mí; no solo no se sintió agobiado sino que fue capaz de compartir sus propias cargas conmigo») y sentimientos diferentes (sentimiento de conexión con la persona, escuchado, alivio).

Puede elegir su comportamiento para ayudarse a sí mismo.

Considere…

  1. Contárselo a alguien
      • Cuéntele a un ser querido en el que confíe que siente desesperación y que está pensando en acabar con su vida. A menudo, los amigos y la familia no saben la desesperación que sentimos y, si lo supieran, muchos de ellos estarían dispuestos a ayudar.
      • Busque un terapeuta. Los terapeutas reciben una amplia formación y suelen obtener un título de posgrado y una licencia para desarrollar sus habilidades. El IRC cuenta con un programa de atención al personal que ofrece terapia y asesoramiento gratuitos durante un tiempo limitado, o bien puede acudir usted mismo a un profesional cualificado o a un centro de salud mental de la comunidad. Asegúrese de que el profesional o el centro es adecuado para usted.

        Un terapeuta puede:

        • escuchar y ayudale a entender su dolor;
        • sostener el peso del dolor con usted;
        • ayudarle a ver los puntos que usted no es capaz;
        • enseñarle habilidades que le ayuden a regular emociones intensas.

        Una buena relación entre el terapeuta y la persona afectada es esencial para el éxito de la terapia. Si no se siente cómodo con el terapeuta actual o con el que ha trabajado anteriormente, lo lógico es intentar trabajar con un profesional diferente. La relación con el terapeuta es el aspecto más curativo y transformador de la terapia.

      • Llame a una línea de prevención del suicidio. Si no se siente capaz aún de abrirse a un ser querido, considere la posibilidad de llamar a una línea de prevención del suicidio para hablar de su dolor y de cómo afrontarlo. Hay varios servicios de ayuda disponibles en muchos de los lugares donde trabaja el IRC que pueden encontrarse en el siguiente enlace.
    RECURSOS INTERNACIONALES DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO: http://www.suicidestop.com/call_a_hotline.html

  2. Planificar cada día

    Es útil elaborar una estrategia diaria, poco a poco, con planes que promuevan la salud. A veces, puede ser útil programar salidas con uno mismo en un horario repetitivo, como tomar un té o un café con los amigos cada miércoles o una noche de cine cada viernes. Esto puede reducir la carga de tener que decidir qué hacer durante algunos días de la semana (lo que a veces puede agravar aún más el estrés ya existente), a la vez que nos saca automáticamente del aislamiento y nos lleva a un entorno en el que es más probable que se produzcan conexiones positivas.

    Existen muchas salidas para los sentimientos dolorosos aparte de hablar y contar el problema a alguien.

    • Ejercítese. Hacer ejercicio puede ayudar a liberar las sustancias químicas naturales de nuestro cerebro que nos hacen sentir mejor. La actividad física en la que rompemos a sudar mantiene estas sustancias químicas en las partes correctas de nuestro cerebro durante más tiempo, lo que conduce a una mejora de nuestro estado de ánimo general.
    • Escriba por intervalos de 25 minutos. Algunos estudios han demostrado que traducir los pensamientos a palabras escritas tiene un efecto terapéutico. Escriba de forma continua durante 25 minutos o más. No relea lo que ha escrito para no volver a desencadenar esos pensamientos negativos. Intente escribir con la mayor sinceridad posible: cuanto más franco sea con su persona, más le ayudará. A veces, cuando nos sentimos abrumados o inseguros de por qué nos sentimos de esta manera, puede que estemos un buen rato escribiendo antes de poder llegar a las cosas que nos afectan en ese momento. Sea paciente, escriba exactamente lo que tenga en mente y no lo fuerce. Este es su momento para cuidarse, así que tenga paciencia y poco a poco la verdad irá saliendo. Llevar un diario puede ofrecerle un lugar donde sacar algo de su dolor.
    • Haga planes sociales. Aislarse cuando uno se siente mal es una de las peores decisiones que se pueden tomar. Aunque crea que no es una buena compañía, visite algunos amigos y personas con las que le guste estar.
    • Lea una novela de ficción. Cuando el trabajo diario es agotador y nos expone a un sufrimiento extremo, nuestra mente necesita un descanso. Sumérjase en una historia divertida y atractiva en lugar de encender las noticias al llegar a casa.
    • Escuche música. La música puede ser muy terapéutica para algunas personas. Pruebe a escuchar música en el día a día. Además, hay que tener en cuenta que aunque no nos apetezca escuchar nuestra música favorita cuando estamos decaídos y, en su lugar, elijamos canciones que evocan sentimientos de tristeza, esto puede provocar y alimentar aún más nuestro bajo estado de ánimo. Intente ser consciente de ello y recuerde que, para cuidarse en ese momento, es más útil escuchar canciones que nos alegren por dentro que canciones sombrías que puedan empeorar el estado actual.
    • Póngase a cocinar. Nutrirse y comer bien es muy importante cuando uno se siente decaído. Esta acción también puede tener un impacto muy directo en nuestros pensamientos y sentimientos, tanto en el placer de disfrutar de la comida que nos gusta como en proporcionar a nuestra mente y cuerpo los nutrientes que necesitan para funcionar bien, lo que puede ayudar a rectificar cualquier desequilibrio cuando se produzca.
    • Rece si es creyente o espiritual y pida que le guíen. Acuda a su lugar de culto religioso o espiritual y disfrute de sus servicios o reúnase con algunos amigos o familiares cercanos para hacerlo.

  3. Cuidar su entorno

    Es importante asegurarse de que nuestro entorno vital actual está configurado para alejarnos de las autolesiones en lugar de facilitar el estancamiento o que la situación empeore.

    • Elimine de su entorno los objetos que puedan tentarle a hacerse daño en un momento de bajón.
    • Evite consumir alcohol o drogas. Ambos pueden comprometer su juicio y dar lugar a que haga cosas de las que luego se arrepienta.
    • Apague el ordenador o el teléfono móvil si ve que no lo está utilizando de forma productiva.

  4. Comprometerse con usted mismo

    Tal vez el elemento más importante para enfrentarse a los pensamientos suicidas sea encontrar la compasión por uno mismo y cuidarse bien. Si bien muchos de nosotros venimos de entornos que carecen de atención, seguridad y previsibilidad, hay que darse cuenta de que podemos hacerlo de manera diferente en el futuro. Es posible aprender a ser más compasivo y bueno con uno mismo, incluso de adulto.

    La neurociencia ha revelado que el cerebro es plástico, es decir, que es maleable y se puede cambiar. ¡Es una muy buena noticia! Cuando nos encontramos atrapados en un lugar sombrío y lleno de negatividad, puede parecer muy difícil, si no imposible, salir de ahí. Pero al igual que los músculos de nuestro cuerpo, cuanto más ejercitemos las actitudes y comportamientos asociados a lo positivo, mejor nos sentiremos. Del mismo modo, cuando estamos estancados en un lugar sombrío, tendemos a perpetuar los pensamientos y sentimientos negativos, lo que nos hace sentirnos aún más atrapados.

    La buena noticia es que el cambio es posible, pero hay que tener en cuenta que el verdadero cambio se produce poco a poco. Concéntrese en ir pasito a pasito y, con el tiempo, llegará a otro lugar. Por el momento, piense en el siguiente paso en lugar de intentar arreglarlo todo de una vez.

    Aunque puede ser difícil cambiar nuestros patrones cerebrales y estados emocionales, la plasticidad del cerebro nos indica que esto ES posible. Incluso cuando hemos tocado fondo. En momentos como este, deberíamos intentar salir del estado de crisis y volver a uno más manejable. Poner en práctica algunos de los consejos y directrices que le ofrecemos aquí puede ayudarle a realizar ese cambio de forma gradual. Y una vez alcanzado ese paso, puede seguir reforzando el nuevo patrón de progreso basándose en lo que ha hecho para mejorar su situación hasta ahora.

    Siempre estamos creciendo y podemos aprender nuevas habilidades que mejoren realmente nuestras vidas. Tómese el tiempo de comprometerse consigo mismo para conseguir las aptitudes que harán posible una vida más plena. ¡Siempre habrá esperanza para usted!

     

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